Otra de las lacras del mal implantado plan Bolonia en la UPC (y supongo que en el resto de universidades) es precisamente que está acabando con todo tipo de prácticas extra-académicas. Muchas asociaciones se están encontrando con verdaderos problemas actualmente. La falta de implicación de los bolonios es algo que se palpa día a día. ¿Y esto por qué pasa?
Muchos compañeros y compañeras se quejan de la falta de tiempo. El sistema de las ECTS contemplan una cantidad de trabajo en casa, pero no contemplan el tiempo de desplazamiento, las horas de comer, dormir y relajarse y menos aún el ocio. Vale, sí, disponemos de 6 ECTS de libre elección, pero tienen trampa. Los cursos de inglés (obligatorio obtener un B2 para la expedición del título) entran dentro de esta “libre elección” por lo que si no tienes el B2 antes de acabar bachillerato tienes la “libre elección” de cursar el idioma durante el grado. El tiempo y el dinero que gastas en tu “libre elección” te aleja aún más de las actividades que promueven las asociaciones.
Pero la trampa no acaba ahí, por idiomas solo puedes convalidar 2 de las 6 ECTS. Pero no te preocupes (y menos si haces caminos o ingeniería geológica en la UPC) que por la “libre elección” de cursar una estancia de Movilidad Internacional Obligatoria te dan otras 3 o 4 ECTS. Lo que parece dificultar un poco más la participación en las asociaciones si te encuentras al otro lado de la frontera.
Acabar quemado es lo que les puede pasar a aquellos que se han arriesgado a saltar y meterse en el asociacionismo o la representación estudiantil cursando todas las asignaturas del Grado por año. Y es que se entiende perfectamente esta falta de “libre elección” para hacer actividades que te interesan. No hay mejor manera de matar las inquietudes de las personas que erradicado su tiempo de “libre elección”. Y, a pesar de que la sociedad busca profesionales multidisciplinarios que sepan y valoren de todo, lo que Bolonia ofrece son estupendas promociones jóvenes con la “libre elección” de buscar trabajo aquí, o mejor, en cualquier otro país.
Otro impedimento añadido es la falta de financiación. Se entiende que la situación económica de las universidades públicas no favorece el invertir en estas actividades de “libre elección”. Aunque tampoco se ha apostado por la autogestión. Una asociación (sin ánimo de lucro) depende directamente de las subvenciones. Al desaparecer éstas lo único que queda es la autofinanciación. Pero este modelo requiere muchas veces trabajar en B (tan de moda en nuestro país) dado que no se disponer de unos conocimientos en tesorería y gestión de asociaciones amplios, así como tampoco de facilidades administrativas. Este último punto es en el que hay que trabajar des del punto de vista institucional.
A pesar de todo esto, hay personas que siguen sacando el tiempo de dónde no lo hay para poder llevar ese estilo de vida que los bolonios empiezan a olvidar: la vida universitaria. No sólo existe en las películas americanas, en la UPC (aunque parezca mentira) también se practica deporte, se escriben revistas, se hacen fiestas y un largo etcétera. Pero si más gente no coge el testigo, pronto todo esto sí será de película. La “libre elección” es pues escoger si apostamos por un modelo de universidad con asociaciones fuertes y dinámicas, que sean capaces de llevar proyectos adelante o nos centramos en notas y rendimiento. Yo ya he elegido, ¿y tú?